MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 22, VI Parte
Como casi todas las diosas del Olimpo, Temis tuvo mucho que ver con el fogoso Zeus, a cuyo lado se sentaba, para ayudarle y aconsejarle, porque Temis era representación de la sabiduría unida a la prudencia, y su conocimiento se extendía desde el recuerdo del pasado a la certeza de lo que iba a suceder. Temis era sabia y correcta, era el ejemplo que los demás dioses — mayores y menores— debían observar en su comportamiento oficial; a Temis la observaban atentamente todos los olímpicos, ella precedía protocolariamente a Hera. Pero su historial no termina ahí, ya que también su belleza y dotes conmovieron fácilmente a Zeus y, como grata consecuencia de ese apasionado romance, en lugar del habitual castigo o de la posible persecución de la airada Hera, Temis, además de ser ella la diosa que representa la ley, toda ley, fue la gozosa madre de muchos e importantes grupos de hijas, como lo fueron las Estaciones o las Horas, que son dos denominaciones que concurren en las mismas divinidades encargadas de ese funcionamiento incesante de la máquina del tiempo, ya fuera en la división del día o en la de las diferentes partes del año agrícola y climático. Las tres Horas o Estaciones, encargadas de abrir y cerrar las puertas celestiales y preparar cada día el carro de Helios, para que éste recorriera el cielo derramando sus benéficos y vitales rayos solares. Las Horas o Estaciones tenían todas ellas el don de la apariencia juvenil, fragante y atractiva de la primavera y, para recalcar su cargo, jamás abandonaban —en su representación artística— la flor que les corresponda portar en sus manos. Las tres Estaciones u Horas respondían a estos nombres y calificaciones: Diké, la justicia; Eunomia, la disciplina; y Eirené, la paz. Para terminar, y para que sea más sencillo comprender la importancia de estas divinidades auxiliares, recordemos que fue a las Estaciones a quienes se encargó que acompañaran y cuidaran, en su adolescencia, a la recién surgida Afrodita tras su triunfo, tras esa gloriosa salida triunfal de la diosa del amor y la belleza de la espuma del mar.
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