SU HISTORIA

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 22, III Parte

No es mucho el espacio que ocupa Iris en solitario, pero lo que sí se considera con regularidad es que, además de mensajera constante de Hera, sea ella la madre del Amor. Para situarla en su contexto, debemos comprender que la diosa Iris era el arco iris en persona y, como tal, nexo de unión entre el reino superior, el cielo de las divinidades, y el reino medio, la tierra de los mortales. En su papel de mensajera, Iris comparte (en un plano inferior) con Hermes el servicio entre los dos niveles, cielo tierra. Con respecto a su estrecha adscripción a Hera, este servicio está más que justificado, ya que Zeus se apodera de Hermes, literalmente, para sus mensajes y, sobre todo, para la libertina y amplia utilización de los dones del dios Hermes, del dios de los pies alados, como útil y discreto intermediario de urgencia en sus amoríos repetidos, y Hera tiene que echar mano de la fiel Iris para no quedarse incomunicada. A veces, Iris debe elegir a Zeus como dios superior, sobre su esposa Hera, como cuando ha de avisar al poderoso Aigaión para que corra en auxilio de Zeus, en contra de Hera y sus compañeros de rebelión. En otras ocasiones, como cuando tiene que buscar y tratar de convencer a la remisa partera Eileteya, hace todo lo posible para conseguir que vaya ésta a auxiliar a la perseguida Leto y así lo logra, con ruegos y sobornos. Y para que esta fugitiva pueda alumbrar a sus hijos Apolo y Artemis, Iris ha de arriesgarse a burlar a la colérica y siempre vigilante Hera. Y lo hace, no por desobediencia hacia su señora, sino para evitar que ésta cumpla su venganza contra la buena de Leto y sus hijos, engendrados por Zeus.

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