PROBLEMAS CON LOS VARONES

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 11, IX Parte

Pero esta hermosa mujer y sus no menos espléndidas acompañantes siempre van a sufrir el acoso de los varones, divinos y humanos, que pasan por su lado o se acercan maliciosamente. Como sucede con Calisto, una de las ochenta ninfas concedidas por Zeus a su hija. Esta joven es hija del rey Licaón de Arcadia, pero su alcurnia importa poco en caso de desobediencia a Artemis, que no es una tímida doncella, sino la personificación de todos los poderes posibles, y el final de cualquier desobediencia ya se puede imaginar. Incluso con su padre bien amado, cuando Zeus se abate sobre Calisto y logra su propósito, el enojo es tremendo, y la seducción de la doncella es castigada terriblemente, ya que no puede alzarse contra el dios supremo. Al parecer, tras los amores de la joven con el dios, ella se aparta de su diosa y de las demás ninfas, tratando de ocultar esa inquietante curva que se dibuja peligrosamente en su vientre. Pero el ocultarse no funciona eternamente y Calisto es llevada a presencia de su diosa y jefe más que espiritual. Se la ordena que se desnude y así, ante la airada Artemis, se produce la confirmación de la sospecha. Artemis, una vez que se encuentra con la infiel Calisto embarazada por su padre, la convierte en osa y ordena a la jauría de sabuesos que terminen con el animal. Zeus, conmovido por el fin que su deseo ha provocado, se apiada de la osa encantada y la coloca en los cielos a salvo de la cólera de su hija. También se cuenta que la hija habida, la pequeña osa, también encuentra su nueva y eterna morada en el firmamento, y que ambas, madre e hija, no son otra cosa que las constelaciones más cercanas al norte: Osa Mayor y Osa Menor.

Artemis no podía comprender ni justificar que una virgen, como ella misma, faltara a su promesa de castidad y esa falta era suficiente condena de por sí, como para molestarse en juzgar si la intervención de un dios tan poderoso como Zeus no podía haber tergiversado los sentidos y la mente de su niña Calisto. En otras versiones, es Zeus quien hace de Calisto y su hija dos osas, pero que son los celos de Hera, los mismos que promovieron la escandalosa persecución por Pitón de Leto, la madre de Apolo y Artemis, ante otra infidelidad de su voluble marido. Si eso se quiere creer así, entonces la persecución de la osa, ordenada por Artemis, estaría dentro de lo normal, ya que era una pieza de caza mayor y nada más, mientras que el hijo de la transformada Calisto, librado de la muerte por la protección invisible de la fortuna, iba a ser el joven Arcade, otra figura mítica y fundadora de un pueblo con raíces en el Olimpo.

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