OTROS AMORES MENOS GOZOSOS

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 15, IX Parte

Afrodita se encaprichó con Adonis, un maravilloso varón, nacido de un juego extraño de la vengativa manía de los dioses de no perdonar a aquellos a los que no querían perdonar, porque sí.

Afrodita, tan veleidosa e inesperada como el resto de las divinidades, también tuvo un día una caprichosa venganza. Ocurrió que la reina de algún lugar habló tontamente de la belleza de su hija Esmirna, llegando a atreverse a afirmar que se trataba de una doncella mucho más bonita y atractiva que la vieja Afrodita. A la divina diosa del amor, la belleza y el deseo, se le antojó castigar, no a la madre —como hubiera sido lo correcto— sino a la hija, que no estaba en absoluto al tanto de la presuntuosa necedad de su madre la reina. Y Afrodita decidió hacer que Esmirna ardiera en deseo de su padre, el rey, al que hizo emborrachar, para conseguir el extraño deseo de hacer el amor con él por verdadero deseo de Afrodita. Naturalmente, como pasaba en todos los coitos en los que los dioses tenían algún lugar, Esmirna quedó instantáneamente embarazada de su padre; pero al padre le llegó la resaca y pudo darse cuenta de que era su hija la acompañante de la noche anterior y arremetió contra ella, espada en mano. Afrodita, que estaba atenta al final de la historia, transformó a Esmirna en árbol y el mandoble del rey encolerizado no pudo acabar con la vida de la criatura que él había engendrado inconsciente del parentesco.

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