MINERVA RECIBE A ATENEA EN ROMA

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 9, XIII Parte

Palas Atenea, la diosa griega protectora del antiguo centro del mundo, de Atenas, también se traslada a Roma con el resto del panteón olímpico y en esas tierras se funde con el culto a Minerva, empapando el rito latino de Minerva, que contaba con una cultura más imperial, es decir, más práctica y comercial, con la recia personalidad ateniense. En Roma, Minerva comienza a dibujarse como una divinidad de la inteligencia, del pensamiento, de la memoria. En los idus de marzo, cuando ya empieza a adivinarse la llegada de la primavera y el mundo resurge, los romanos celebraban los cinco días de festividad puestos bajo el patrocinio de Minerva. Eran días de fiesta para todos, pero más señaladamente para los intelectuales y los artistas; por su nueva y pacífica condición de señora de la sabiduría y el encanto artístico, bajo Minerva quedaba la celebración de las fiestas, hasta los estudiantes tenían que abonar a sus profesores y maestros la paga en esos días, era la época de los "minervales", días impacientemente esperados por los enseñantes para recibir su siempre escaso salario. Pero la buena imagen de Minerva se va llenando, poco a poco, de las connotaciones marciales de Palas Atenea; a pesar de que Atenea ya es —cuando se consolida como defensora del hogar griego— una divinidad pacificadora, Minerva recibe el mensaje marcial de los comienzos de Atenea, y termina por hacerse una divinidad armada, con aquellas casi olvidadas características bélicas del pasado ateniense, hasta alejarse totalmente entre los buenos fieles romanos del otrora bondadoso patrocinio exclusivo del pensamiento y el estudio, y llegar a establecerse como la simbólica diosa guerrera que fue originalmente en Grecia, en sus primeros pasos entre los seres humanos.

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