LOS ROMANOS Y BACO

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 20, XIV Parte

Para los romanos Dioniso fue Baco desde sus primeros contactos con la cultura y la mitología helena, ya que por la causa que se prefiera, eligieron su apellido griego en lugar de su nombre de pila y de ahí se quedó en "Bacus", o "Baco", como nosotros le conoceríamos muchos siglos más tarde. Con él llegaron el vino y las fiestas religiosas, que convertidas en una desenfrenada excusa para llevar su celebración al extremo, se transformaron en las bacanales, fiestas privadas que se convirtieron pronto en un punto escandaloso, a pesar de que Roma ya conocía muy bien los excesos de los poderosos y también su fácil contagio entre las clases menos pudientes, enriquecidas con el creciente auge del imperio y deseosas siempre de poder gozar de su adquirido poder de ciudadanos de la primera potencia del orbe. En el año 186 a. C el Senado romano promulgó una ley que prohibía la celebración de las bacanales y trataba de remitir el culto de Baco a su entorno sagrado. En algo se redujo la publicidad de las fiestas, pero la idea básica ya había calado profundamente en las ciudades y en los campos inmediatos y el antiguo sentido agrícola se olvidó totalmente. Rodeado de los atributos báquicos por excelencia, uvas y vino, el festejo más bien impío de Baco, centrado en la imitación del desenfreno adolescente del dios, con el alibí de ser recuerdo a sus sátiros, a sus ménades y a las alegres correrías sensuales y sexuales del dios enloquecido por el placer, siguió existiendo hasta los últimos días de Roma, máxime cuando la cruenta sucesión de emperadores y las luchas entre pretorianos, llevó a la descomposición del imperio, relajó las buenas costumbres primitivas, haciendo que el escándalo inicial no tuviera el menor sentido. Baco se hizo también con la parcela del hijo de Dioniso y Afrodita, de Príapo, y los jóvenes se hacían públicamente adultos a la sombra del nuevo dios fálico.

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