LA NINFA DE SIRACUSA

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 21, VI Parte

Los grandes narradores de mitos nos explican que, cuando Hades/Plutón arrastró a Proserpina hasta sus dominios subterráneos, ésta no se encontraba sola, sino que a su lado se hallaba la hermosa Cianes, a quien todos llamaban "Ninfa de Siracusa". Esta valerosa muchacha se enfrentó al dios del Averno y quiso disuadirle, con muy buenas razones, de su brutal acción. Pero el implacable dios la apartó de su camino con gesto altivo y, como castigo por haberse opuesto a sus designios, la convirtió en un manantial de límpidas y cristalinas aguas.

Ovidio, en su obra "Las Metamorfosis", narra los hechos referidos con ligeras variantes:

"En Aretusa, donde el mar está cercado por rocas que lo rodean por todas partes, vive Cianes, una de las más bellas ninfas de Sicilia. Esta ninfa, habiendo salido del fondo de las aguas, y habiendo reconocido a Plutón, le habló así: "No te moverás de aquí; no conviene que de Ceres seas yerno contra su voluntad. Si se me permite hacer comparaciones, os diré que no es ésta la manera adecuada de amar a esta joven princesa. Yo misma fui en otro tiempo amada por Anapo, pero fueron sus razones las que a mí me complacieron y jamás el temor ni la violencia asistieron a nuestro himeneo." Terminado este discurso, la ninfa quiso impedir que Plutón continuase su camino, pero este dios, irritado por este nuevo obstáculo, fustigó a su caballo con vigor; y dio un golpe tan estridente que cayeron hasta el fondo las aguas abriéndose un camino que le condujo hasta su imperio. Quedóse Cianes despechada por el rapto de Proserpina y por el desprecio que había hecho Plutón no escuchándola en sus aguas sagradas, dejando en el fondo de su corazón tan gran de dolor que desde este momento no cesó de derramar lágrimas, tantas que en agua fue transformada. Viósele insensiblemente ablandársele todas las partes de su cuerpo. Sus bellos cabellos, sus dedos, sus pies, sus piernas, todo, se convirtió en líquido. Después, sus espaldas, sus hombros y sus pechos en ríos se transformaron. En fin, que el agua tomó en sus venas el sitio que a la sangre correspondía, no quedando de su persona más que la fluidez de ese elemento."

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