EL MITO DEL PERRO CERBERO

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 21, VII Parte

El terrorífico aullido de Cerbero y su fiereza desmedida atemorizaban a toda criatura. Hades/Plutón contaba con un furioso vigilante al que jamás había osado enfrentarse nadie. Además, la sola presencia de tan desagradable monstruo infundía pavor. Tenía un mínimo de tres cabezas, y un máximo de cincuenta, por lo que resultaba imposible burlar su vigilancia, de sus costillas nacían reptiles que se enroscaban a sus extremidades y se arrastraban por todo su deforme cuerpo, el cual despedía un olor nauseabundo. De su boca salía una tufarada de aliento venenoso que impedía acercarse a toda criatura. Había sido engendrado por Equidna (nombre que en griego significa "víbora"), que era un monstruo con cola de serpiente y cuerpo de mujer, y habitaba en las profundidades de una caverna oculta en las montañas inaccesibles de la mítica región de Arcadia. El padre del can Cerbero era Tifón, monstruo de proporciones desmesuradas que tenía un centenar de cabezas de dragón y, con sus fantasmales extremidades, podía abarcar todo el orbe; de sus ojos salía como una especie de fuego que arrasaba cuanto se le ponía por delante. Cuentan las leyendas que aún mora en las mismas entrañas del volcán Etna, y que aquí lo recluyó el poderoso rey del Olimpo, sirviéndose de una hoz fabricada con diamantes y piedras preciosas.

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