CERBERO, DOMINADO

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 21, VIII Parte

A pesar de todo lo anterior, el can Cerbero fue sometido, y su vigilancia burlada, por héroes y por mortales. Se cuenta que, en cierta ocasión, Orfeo bajó a los dominios subterráneos de Plutón en busca de su amada Eurídice y, al toparse con Cerbero, en vez de huir se puso a tañer su lira. Las notas melodiosas que el gran virtuoso de la música arrancó a su instrumento lograron adormecer al fiero animal y, de este modo, Orfeo pudo traspasar el umbral del Tártaro y encontrarse allí con Eurídice, a quien la mordedura de una serpiente venenosa la había traído hasta tan tétrica morada.

Cuando ya Orfeo creía haber librado a su bella esposa Eurídice del tormento del Averno miró para atrás, acaso con la intención de cerciorarse de que su amada le seguía y, en aquel instante, se consumó su desaparición. En vano intentó de nuevo penetrar en el reino de las sombras, ya que el barquero Caronte se negó a subirle en su barca. Y, así, permaneció durante siete días y siete noches vagando, con un acerado dolor como única compañía, por las pestilentes riberas del río Aqueronte.

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