LA HERMOSURA DE APOLO

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 10, VII Parte

Cuentan las leyendas que el dios Apolo era muy bello y siempre se le representaba en plena juventud. Además, su atractivo no sólo era físico, sino que tenía también ciertas cualidades de tipo moral y, en cualquier caso, llamaba la atención por su gracia y su prestancia.

"Era un dios semejante al más bello y viril de los mortales, pleno de savia y vigor, siempre joven; una cabellera abundante se esparcía por sus anchos hombros" (Himno a Apolo).

No obstante toda su belleza y fortaleza, Apolo no pudo enamorar, como ya hemos visto, a la ninfa Dafne, aunque no le sucedió lo mismo con la hermosísima Cirene, a quien Apolo conoció cuando guardaba los rebaños de su padre, rey de los lapitas, que se hicieron célebres por luchar contra los centauros.

Esta ninfa tesalia prefería cazar a cualquier otra diversión, con lo que ya tenía algo en común con Apolo, reconocido como un gran cazador. En cierta ocasión, la ninfa Cirene se enfrentó a una peligrosa pieza. Nada menos que a un león, y ni siquiera utilizó en la refriega arma alguna. Apolo observaba la feroz lucha y vio como la ninfa logró matar al león. Al instante se enamoro de ella, y siguiendo el consejo de un veloz centauro, decidió subirla en su carro de oro y raptarla. Huyó con ella hasta el norte de África y, una vez en la región de Libia, regaló el dios Apolo a la cariñosa ninfa un terreno que, desde entonces, se denominaría la región de Cirene. Además, ambos tuvieron un hijo, al que sus padres confiarían a las Musas.

No hay comentarios: