JUEGOS PITIOS

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 10, II Parte

La niñez del dios Apolo transcurrió con cierta rapidez y apenas existe en ella dato alguno digno de encomio, aunque se adivinaba en sus gestos el talante activo y guerrero que, con posterioridad, le llevaría a resolver determinadas situaciones haciendo uso de útiles como el arco y las flechas, los cuales quedarían como significativos atributos de su personalidad y de su poder.

La primera de las hazañas que Apolo realizará es aquella que tuvo como desenlace la muerte de un reptil que se movía por los campos de Tesalia y causaba entre sus moradores miedo y pánico.

Según la leyenda, este fiero animal formaba parte de los diferentes monstruos que se generaron de la confluencia del limo o barro, producido por las aguas de la tierra y el calor reverberante desprendido por el Sol.

De entre todos esos monstruos, el más bestial era el feroz reptil que ya hemos citado. Se trataba de una enorme serpiente a la que todos temían debido a su terrorífica presencia y a los desmanes que producía en tre los humanos y sus cosechas y propiedades. Recibía el nombre de serpiente Pitón y, según nos cuenta Ovidio en "Las Metamorfosis", cayó muerta y destrozada bajo las flechas de Apolo "y por cuyas mil heridas salió la venenosa sangre. Mucho tiempo después, el recuerdo de esta singular victoria dio origen — por voluntad del mismo Apolo, enorgullecido por su valerosa hazaña — a unos solemnes juegos que recibieron el nombre de Pitios y en los cuales el vencedor, bien en la lucha, bien en la carrera pedestre o en la conducción de carros, merecía una corona de hojas de encina porque aún no las había de laurel, y porque las coronas con que Apolo se adornaba estaban hechas con las hojas del árbol más cercano al lugar en el que él estaba".

La fuerza y destreza de Apolo fueron debidas a los cuidados que la diosa Temis le prodigó desde niño. Merced a ello, se convertiría pronto en un joven apuesto, fuerte y ágil de movimientos. La diosa le alimentó con la ambrosía y el néctar que constituían el manjar propio de los dioses del Olimpo. Además, en el momento de nacer Apolo, la tierra de la itinerante isla de Delos se cubrió de una amplia capa de gránulos de oro y a ella acudieron los cisnes sagrados enviados por Zeus, y que dieron siete vueltas a la isla, y condujeron el hermoso carro que transportaría al dios Apolo hasta el grandioso territorio de Delfos, lugar en el que se asentará, desde entonces, el oráculo de Delfos que se hallaba, guardando la vetusta y oscura gruta que hacía de entrada al territorio del Oráculo, la serpiente Pitón que Apolo acribillaría con sus temibles dardos. Según cuentan los narradores de mitos, el nombre "Pitón" significa "pudrir" y el célebre Himno de Apolo recoge el sentido de este concepto: "Púdrete ahora ahí donde estás sobre la tierra nutridora de los humanos".

También por entonces fue cuando Zeus puso en manos de Apolo la mitra y la lira, que se constituirían en sus símbolos visibles y reconocidos.

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