DIONISO/BACO

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 20, I Parte

El pobre Dioniso nace de mala manera y en un mal momento; desde luego, como cualquier otro niño, debe ser considerado inocente de toda culpa, pero resulta que Dioniso es uno de los muchos hijos bastardos de ese dios máximo del Olimpo, pero grandísimo golfo celestial que es Zeus. Su madre es la gentil Semele, la diosa de la tierra, la hija de Cadmo, rey de Tebas. Pero todo esto sólo significa una cosa: es un hijo habido fuera de matrimonio, uno de esa multitud de hijos que Zeus tiene fuera de su unión oficial y escasamente respetada con Hera. Sabido es también que Hera, harta ya de tantas aventuras e infidelidades de su esposo, persigue con saña a las mujeres que insisten en ignorar cuál es su deber y cómo está la situación del poco respetado matrimonio entre los dos dioses. Mujeres que no ponen reparos a esas relaciones ilícitas y que ayudan de buen grado al adúltero Zeus a mantener la fama de amante clandestino. Mujeres que parecen recrearse en fomentar la trayectoria libertina del marido infiel. Lo que es peor es que Hera está dispuesta a todo y no se para a pensar dos veces cuál es la pública respuesta que debe dar a las madres y a las criaturas en cuestión. Por tanto, no es de extrañar que tampoco se detenga en consideraciones cuando decide cortar de raíz la descendencia bastarda, ya que su ensañamiento también se dirige, de vez en cuando hacia los hijos ilegítimos. Por estas tan aviesas razones, resulta lógico que Hera decida tomar represalias con el pobre recién nacido, con Dioniso, y se ponga en contacto con los Titanes y les ordene que den un implacable escarmiento, eligiendo esta vez como víctima del exigido sacrificio a la criatura, para que el cruel ejemplo sirva de advertencia a cualquier otra diosa o mujer que quiera repetir la dudosa hazaña de tratar de compartir con Hera el disfrute del cuerpo y la pasión de su Zeus.

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