UN JUICIO FRUSTRADO

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 15, VI Parte

Hefesto urdió una buena estratagema para certificar el engaño de su mujer y para cazar en flagrante delito al despreciable Ares. Tejió una red metálica, fuerte y sutil; la tendió sobre el lecho matrimonial, de modo y manera que se disparase sobre los que en él se hallasen, y allí los dejara atrapados hasta que él —y sólo él— los liberara. Después dejó ver claramente a su esposa que iba a pasar una temporada en la isla de Lemnos. Se fue y Afrodita se reunió rápidamente con su amante Ares. Allí, durante la noche, la red les inmovilizó y quedaron atrapados hasta la vuelta efectiva de Hefesto, quien reunió a los dioses (sólo varones, que las mujeres repudiaron el acto) para que le sirvieran de testigos y jueces. Hefesto pedía recuperar lo que pagó por Afrodita en su día al padre Zeus; Apolo deseó públicamente a la desnuda presa; Hermes no se limitó a observarla, e hizo saber que le gustaría gozar con Afrodita, aunque fuera a costa de compartir un encierro; Poseidón o Posidón, como se prefiera, quiso arreglar el asunto y creyó que Ares satisfaría el pago reclamado por Hefesto, aunque si no lo hacía, él también se comprometía a casarse con la adúltera; al final, tal situación terminó por agotar sus posibilidades y la red se levantó, Afrodita partió para posteriores aventuras y, como era de prever, nadie pagó nada a Hefesto.

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