LOS CELOS DE ARES

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 13, V Parte

Mucho tiempo después, cuando ya Afrodita había pasado muchas noches por otros muchos lechos de los cielos y la tierra, Perséfone, dolida a su vez por algo muy grave que Afrodita la había hecho con su adorado Adonis, fue a decirle a Ares que la ligera y casquivana diosa del amor estaba mucho más enamorada del bello y mortal Adonis que de él, soberbio y divino. Los celos se apoderaron de inmediato del terrible Ares y su furia lo arrastró a tomar la forma de un jabalí y, bajo este aspecto, se dirigió al monte Líbano, en donde Adonis estaba cazando, en compañía de Afrodita, ambos totalmente ignorantes del triste fin que Ares iba a dar a sus días de esplendor. A la primera acometida, Adonis fue acribillado por las despiadadas cuchilladas que daban los colmillos terribles del jabalí encelado y su sangre regó los campos del monte, haciendo nacer anémonas tan rojas como ella. Pero Ares no consiguió terminar con el amor entre Afrodita y Adonis, muy al contrario, puesto que la bella y apasionada diosa logró de la compasión de su padre Zeus que el infeliz amante resucitara todos los estíos, dejara las tinieblas del Tártaro y pudiera pasar los seis mejores meses del año, los más cálidos y apetecibles del verano griego, en la amorosa y eterna compañía de Afrodita. Como siempre, Ares terminaba por encontrarse con la adversa fortuna operando en favor de sus rivales, y tenía que volver a comprobar otra vez más que, hiciera lo que hiciera, le tocaba perder en esa y en todas sus demás empresas, corroborando el poco aprecio del Olimpo hacia su figura.

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