LAS PARCAS

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 21, XV Parte

También se las denomina Moiras y, en realidad, más que criaturas infernales, son las diosas del destino; originariamente se encargaban de dotar al recién nacido con todos los atributos que desarrollará en su vida futura. Incluso le mostraban la forma en que moriría y el día en que sucedería tan fatídico hecho. Por todo esto, eran muy temidas y odiadas; se las consideraba como unas criaturas siniestras y, según Hesíodo, eran hijas de la Noche. Las Parcas eran tres hermanas y, cada una de ellas, tenía encomendada una misión y se cargaba de valor simbólico:

Cloto es la "hilandera" y, cuando se rompe el hilo con el que teje, nos advierte que llega el final y la muerte. Las decisiones de los mortales dependen de cómo modelara Láquesis el carácter y la propia idiosincrasia de aquéllos; pues, esta Moira, era la encargada de asignar los destinos a los humanos. Acaso por ello, las Moiras fueron identificadas en ocasiones con "la Fortuna" (Tique) o con "la Necesidad" (Ananque). Y, por último, estaba Atropo, que tenía por misión vigilar el cumplimiento de todo aquello que se le había predicho a los mortales. Era tanto su celo que se la conocía con el sobrenombre de "la inflexible" pues nunca permitió que el destino fuera burlado. La tradición acuñó una leyenda de las Parcas, o Moiras, que arraigó con el tiempo y, así, se las denominaba con el nombre de "Hilanderas" y aparecían, por lo general, asociadas a la senectud y a la vejez. Algunos pensadores antiguos, entre los que se encuentra Platón, rechazaban a las Parcas porque eran genios malignos que mancillaban y agostaban todo cuanto tocaban. También se ha identificado a las Parcas con "el Sueño" (Hipno) y con Tánato, que personificaba la muerte. Hesíodo, en su obra "Teogonía" lo relata así:

"sombríos genios malignos a quienes jamás mira Helios/Sol con sus ojos brillantes y llenos de luz, ni cuando asciende al cielo ni cuando baja de las alturas celestiales. Uno de ellos, tanto en la tierra como en la inconmensurable superficie del mar, revolotea tranquilamente, lleno de dulzura, hacia los mortales. El otro tiene un alma de hierro, un corazón de bronce: inaccesible a toda piedad, no suelta a aquel que ha cogido."

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