LAS NUEVE MUSAS

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 22, X Parte

Las siempre bien amadas Musas, ese benefactor y tutelar grupo de deseables compañeras de todos los pensadores y artistas, está formado por el número perfecto de tres veces tres, por esas nueve bellas doncellas que son las hijas habidas en el amor de Zeus y de Mnemosina, la diosa de la memoria, hija a su vez de Urano, el primero de los dioses, y de la diosa de la tierra, la madre Gea. Por lo tanto, además de ser su esposa, Mnemosina es tía de Zeus, pero el parentesco no enturbia para nada el resultado y sólo es un factor benéfico para la descendencia de la pareja, ya que de esa unión va a resultar el más positivo grupo familiar de la mitología griega, junto a las Gracias o Cárites. Las Musas representan un enfoque nuevo, son una familia de divinidades que están a la altura de la civilización que se propone desde el área de influencia griega, y lo son porque se convierten en unas figuras simbólicas de gran importancia por sí mismas y por lo que representan: ser las divinidades tutelares de las artes y de las ciencias, la personificación del interés del pueblo griego hacia las formas conocidas de expresión sensible e intelectual. Las Musas, aparte de su patrocinio del estudio y la creación, tañen instrumentos musicales, cantan armoniosamente y danzan ante sus compañeros en el Olimpo, actuando siempre desinteresadamente, entregándose a los demás con generosidad, como depositarias que son de la sabiduría, de la belleza formal y de la alegría de la divinidad. Tal es su gracia, que se decía que habían sido los propios dioses los que habían pedido a su superior Zeus que éste tuviera la deferencia de engendrar a tan necesarios seres, para regocijo de los cielos, y que —escuchada la petición— Zeus amó a Mnemosina nueve noches sucesivas, para que pudieran ser concebidas las nueve Musas que el cielo y la tierra tanto anhelaban.

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