HADES/PLUTON. CONFABULACION

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 21, I Parte

Los relatos legendarios sobre Hades indican que, apenas nacido, fue tragado por su propio padre. Este vivía atormentado porque temía que sus propios hijos lo destronaran, pues así le había sido predicho por los augures y, en cuanto su esposa Rea daba a luz, Cronos se disponía a engullir al recién nacido. Sin embargo, no sucedió así con su hijo Zeus, ya que Rea decidió engañar a su cruel esposo. En lugar del niño que acababa de parir, le entregó una piedra envuelta cuidadosamente en pañales y, sin percatarse del cambio, Cronos/Saturno la engulló. Cuando Zeus alcanzó la madurez se dispuso a luchar contra su padre y le hizo vomitar a todos sus hermanos. Los hijos se confabularon contra el padre y lo expulsaron de su reino. Se repartieron el botín y, al propio tiempo, inauguraron lo que daría en llamarse "saga de los Olímpicos" o "deidades superiores". Así llegó a manos de Hades/Plutón el poder y mandato sobre las tinieblas exteriores, y sobre las feroces criaturas que en ellas habitan. Baste resaltar el pestilente río Aqueronte, el sanguinario perro Cerbero y el interesado y aprovechado Caronte, como tres muestras o símbolos de la adversa naturaleza, la cruel animalidad y la perversa humanidad, respectivamente. El Aqueronte rodeaba con sus oscuras aguas un extremo del Tártaro —la laguna Estigia acotaba el otro extremo—, y en sus orillas se consumían las almas de los muertos que aún no habían sido juzgadas. Cerbero era el perro monstruoso que guardaba las puertas del Infierno e impedían salir a todo aquel que hubiera entrado. Caronte sólo permitía subir a su barca a quienes previamente le hubieran pagado un óbolo.

Cuentan las crónicas que Cronos/Saturno, en cuanto Zeus le obligó a devolver a la vida a todos los hijos que había tragado, sufrió la ira común de sus directos descendientes. Estos se confabularon contra su pantagruélico padre y le infligieron una decisiva derrota. En la batalla tomó parte activa Hades, que se ajustó el casco que le hacía invisible y logró desarmar a Cronos y a los Titanes, mientras que, al propio tiempo, Zeus los derribaba con su poderoso rayo y Poseidón los sujetaba con su tridente.

Los Cíclopes habían donado a los dioses esos atributos representados por el casco de Hades, el rayo y el trueno de Zeus y el tridente de Poseidón. Aquellos seres de descomunales proporciones, considerados como los más hábiles y fuertes de entre todas las criaturas, y que tengan un sólo ojo en mitad de la frente —Cíclope = "ojo circular"— mostraban, así, su agradecimiento a los dioses del Olimpo porque les habían ayudado en tiempos de adversidad. Por ejemplo, cuando fueron expulsados del cielo y atados a las columnas del insondable abismo subterráneo, el poderoso Zeus se encargó de liberarlos. Aunque tal acción no debe calificarse de puro altruismo puesto que con ella se pretenda seguir las directrices del oráculo, que había predicho la Victoria sobre Cronos y los Titanes únicamente si se liberaba a los Cíclopes, se les devolvía a su antiguo lugar de origen y se les restablecía en su ancestral condición de criaturas inmortales. Resultaba, pues, de capital importancia llevar a cabo favorablemente tan especial misión.

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