DE COMO NACIERON LOS CABALLOS

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 18, VIII Parte

Deméter, la diosa de la agricultura y hermana de Poseidón, estaba triste y pesarosa a causa de la desaparición de Perséfone, la hija que había nacido de las relaciones con su hermano Zeus. Perséfone había sido raptada por otro de los hermanos, por Hades, a quien correspondiera el reino subterráneo de los infiernos en el reparto de poder habido tras la derrota y posterior ejecución del padre Cronos. Este se había prendado de la joven y decidió hacerla suya sin esperar a que la muerte, por una u otra causa, la trajera a su lado. Deméter, tras la infructuosa búsqueda, se fue a la tranquila y armoniosa Arcadia y allí decidió descansar de sus angustias, transformándose en yegua, sin que se explique bien el porque de tan caprichosa mutación. Poseidón, que estaba entonces apasionadamente interesado por su hermana, aprovechó la nueva identidad para hacerse con Deméter, no sin haberse antes transmutado en pujante garañón para estar en armonía con su hermana. Como es lógico suponer, de este apareamiento no podía venir más que el parto de un caballo, Arión, pero, para dar mas color al acto, también Deméter parió a una ninfa, o a una yegua, que ambas versiones coexisten en la mitología clásica, a la que se le dio el nombre de Despoina. Arión fue más tarde caballo de batalla de Adrasto, aunque existe otra teoría acerca de este caballo, situándolo como hijo de Poseidón y una Arpía. Sea como fuere, el caballo nació del dios del Océano y de todas las aguas de la tierra, presentes u ocultas, y todo hombre bien nacido debe agradecérselo siempre, sin meterse a juzgar si el modo utilizado para dar nacimiento a los caballos fuera el mejor posible.

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