ARROJADO DEL OLIMPO

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 12, X Parte

La manía cleptómana de Hermes le costó, en ocasiones, serios disgustos; el más importante de ellos fue, acaso, su expulsión del Olimpo.

Y es que no hubo atributo de deidad alguna que no sufriera la apetencia de este ilustre ladrón. Cuentan las crónicas que, en cierta ocasión, el dios del Amor no pudo disparar sus dardos certeros porque Hermes le había robado el carcaj con todas sus flechas.

Lo mismo le sucedió a la bella diosa Afrodita/Venus, que no pudo hacer realidad el sueño de una de sus conquistas porque el cinturón, donde guardaba sus encantos, le fue sustraído por Hermes.

Estos y otros robos colmaron la paciencia de los dioses del Olimpo, quienes decidieron por unanimidad expulsar a Hermes de tan idílico lugar.

Sin embargo, el poderoso Zeus no tardaría en perdonarlo y en permitirle, de nuevo, acomodarse en la morada de los dioses.

De ahora en adelante tendría un fiel servidor para todo lo que el rey del Olimpo guste mandar.

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