APOLO EN EL ARTE

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 10, XVII Parte

Los artistas y entendidos siempre dicen de Apolo que pertenece a la segunda generación de los Olímpicos. Esto significaba, al menos para los clásicos, y siempre desde una perspectiva estética, que tal deidad podía esculpirse con todos los materiales nobles —lo cual era considerado un privilegio reservado sólo a los dioses del Olimpo y a los dioses superiores, éstos eran veintidós y, de ellos, doce componían la corte celestial y las otras diez deidades se denominaban elegidas o selectas— como, por ejemplo, oro, plata, bronce, marfil...

Apolo, por lo demás, era representado como un dios revestido de valor y victorioso "Apolo Pítico". Pero, además, existían otras imágenes en las que aparecía en una postura erecta, en actitud de marcha, con su corta capa — clámide — echada hacia atrás y su cabeza erguida.

También es frecuente representarlo en plena juventud, casi como un adolescente. O, en otros casos, aparece apoyado en una columna; con su brazo derecho sujeta su cabeza y toda la figura irradia cierta clase de serenidad de ánimo. Tal sería el caso del Apolo de Praxiteles, que se apoya en el tronco de un árbol en el cual se destaca la figura de un lagarto.

Una piedra cónica o redonda era, en los primeros tiempos, la única representación del dios Apolo. Luego, apareció revestido de evocaciones musicales, sobre todo en la época clásica. También son numerosas las ocasiones en las que aparece representado desnudo, o bien cubierto con una amplia capa o túnica, pero siempre portando la lira entre sus manos.

Con frecuencia se le representa revestido de otros atributos distintos de la lira, que también definen al complejo dios, tales como el arco y las flechas, el trípode y el cetro, el laurel y los rayos solares, la mitra...

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