UN MATRIMONIO NADA LLEVADERO

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 18, VI Parte

Delfín había contado a Anfitrite las excelencias de Poseidón, pero se había olvidado de algo, se había dejado sin relatar la parte más negativa del personaje: su veleidad. Pronto la fiel y enamorada esposa tiene que elegir entre luchar por su evanescente marido o contentarse a pasar a convertirse en resignada y solitaria madre, ya que su divino marido, tras el encanto y el atractivo de la novedad sentida en el proceso de la conquista primera, no cesa de interesarse por todas las mujeres, de las alturas celestiales o de las más modestas proporciones de la superficie de la tierra. La desengañada, pero recta y constante Anfitrite, madre de tres hijos varones y de multitud de ninfas marinas, va a tener que abandonar el hogar real, emulando repetidamente a la justificadamente celosa cuñada Hera; haciendo con Poseidón lo que aquélla tuvo tantas veces que hacer con su inconstante Zeus, es decir, recorrer todos los senderos del Universo, vigilando incesantemente al caprichoso marido, tratando de eliminar la inacabable competencia de las sucesivas rivales que bien presiente la esposa, o que tiene que comprobar con evidencias, ante los casos repetidos con que se le presenta el descarado Poseidón, como si aquello fuera para estar orgulloso, como si fuera defendible su política de hechos consumados.

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