LA TORTUGA: UNA AMABLE CRIATURA

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 12, VIII Parte

Poco antes de fabricar tan costosa cítara, Hermes/Mercurio había halagado a la tortuga con una verborrea poco común, especialmente si reparamos que provenía de un niño pequeño, y había calificado al animal indefenso de "criatura naturalmente amable". Además, se había deshecho en elogios hacia él, acaso con la intención de que la infeliz tortuga se confiara, aunque de otro modo tampoco era mucho lo que podría hacer. Desde luego, la opción de la rápida huida le estaba vedada al lento galápago: a la "criatura naturalmente amable, reguladora de la danza, compañera del festín, en feliz momento te me has aparecido gratamente... Tú serás, mientras vivas, quien preserve de los graves y malos sortilegios y encantamientos: y luego, cuando hayas muerto, cantarás dulcemente".

Tales aseveraciones, por parte de Hermes/Mercurio, resultarán veraces y ciertas, puesto que él mismo —al servirse del caparazón de la tortuga para confeccionar la caja de resonancia de una cítara—, se encargará de que así sea. Sus palabras son, por lo tanto, como una premonición de lo que va a ocurrirle a la "criatura naturalmente amable"

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