HERA CUMPLE LA AMENAZA PENDIENTE

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 20, VI Parte

Aunque parecía que Hera había cejado en su empeño de perturbar la biografía de Dioniso, todo lo que había sucedido era que había perdido su pista, pero cuando el mozo terminó su dulce estancia con la tropilla de Ninfas se había convertido en un ser adulto, con un parecido innegable a su padre. Hera comprendió entonces que aquel muchacho, de ademanes un poco excesivamente delicados, era su objetivo durante tanto tiempo oculto. Reconocido por la diosa, fue otra vez el blanco de su rencor. Si había vivido esos años tan felizmente, ahora nada iba a salvarlo de su destino; llegada era la hora de convertir su refinamiento en barbarie y su delicadeza en desmán. Por deseo de Hera, la locura se apoderó de él. Era una demencia que iba a invertir el retrato del personaje, transformándolo en el terrible capitán de una escuadra de aterrorizadores sátiros y ménades. Con ellos comienza Dioniso un nuevo capítulo de su muy ajetreada existencia: la venganza. Y su plan empieza por la destrucción de sus primeros enemigos por delegación, los Titanes que habían obedecido la primera orden de Hera, la de darle muerte junto a su cuna, y que habían fracasado en su cumplimiento. Dioniso, bien armado y más decidido por el empuje de la febril locura, parte a la conquista del mundo. Sin darse cuenta de ello, Hera había lanzado a la fama a su enemigo, convirtiéndole en un verdadero y terrible dios, en alguien tan inhumano y desmesurado como el resto de los extraños pobladores de las alturas, seres que acostumbraban a navegar a bandazos entre la magnanimidad y la más despreciable ruindad, como espejo que todo dios es de los humanos que lo han pensado.

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