ARTEMIS, PROTECTORA DE MADRES E HIJOS

MITOLOGÍA UNIVERSAL Capítulo 11, V Parte

Este hecho, absolutamente milagroso y sorprendente, de que Artemis, nada más saltar al mundo, emprendiese su tarea, ayudando a que su madre siguiera su destino y cruzara las aguas, para poder arribar finalmente a la isla de Delos, es prueba de que se trata de una personalidad mitológica extraordinaria Pitón y de la consiguiente venganza de Hera, Leto se coloca en la ladera norte del monte Cinto, a cubierto de la luz del sol; allí la fatigada y asustada parturienta dio a luz a Apolo, tras nueve días de contracciones y dolores. Delos, tras el nacimiento del dios, quedó para siempre anclada en su lugar y ahí está, como prueba tangible de que lo que se cuenta es cierto, como todo lo que la mitología nos relata.

Con tan complicado parto, no es de extrañar que a Artemis, por ser la hembra de la pareja de gemelos, se la asociara desde ese nacimiento sobrenatural a las mujeres encintas, como protectora de los partos y que se convirtiera, por asimilación, también en diosa tutelar de las crías de todos los animales mamíferos y, muy especialmente, de los niños de pecho, aunque no fuera tan solícita con los mamíferos crecidos ni con los seres humanos adultos, ya que unos eran sus blancos móviles en la caza y los otros se podían convertir en objetivo de su especial androginia, de su persecución terrible de los varones creciditos. Pero casi todos los personajes del Olimpo tienen sus virtudes y defectos construidos como los humanos y vividos tan desmesuradamente como sólo lo pueden hacer ellos, los dioses.

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